El General Adalberto De Ávila y La Revolución Mexicana en Cerritos

La revolución mexicana fue un conflicto armado que surgió el 20 de noviembre de 1910 a partir del llamado de Francisco I. Madero para tomar las armas en contra del gobierno de Porfirio Díaz, ya que este último había permanecido en la presidencia de México por alrededor de 34 años, lo que podría llamarse una dictadura.  Todos esos sucesos armados terminaron hasta el año de 1920 en donde varias ciudades y población del país vivieron diferentes situaciones conflictivas y una de ellas fue nuestro municipio de Cerritos.

El primer año en el que comenzaron los disturbios en el país, nuestro municipio se mantuvo alejado de todas situaciones relacionadas con la revolución mexicana, fue hasta el año de 1911 en donde dicho acontecimiento afectaría a la población Cerritense, ya que en ese año  las ideas sobre la Revolución se habían extendido por el territorio potosino y comenzaron a influir en algunos sectores de la población local. Los Nieto y los De Ávila, dos de las familias más reconocidas del pueblo prontamente se involucraron en el movimiento, ya que estaban vinculados con distinguidos maderistas. Sin embargo, la influencia más fuerte y decisiva sobre la sociedad Cerritense provino de la Huasteca Potosina, donde el movimiento revolucionario era dirigido por Pedro Antonio de los Santos quién había fungido como uno de los defensores legales de Madero cuando este estuvo preso en la capital de estado.

Una vez que los revolucionarios huastecos de Pedro Antonio de los Santos estuvieron de paso en la Estación de Cerritos, se encontraron con la novedad de que el Jefe Político, Adolfo Flores se negaba a entregar la plaza. Los Porfiristas estaban debidamente apostados en la Plaza Hidalgo en posiciones de defensa con hombres en la azotea de la iglesia y en algunos comercios. Además contaban con el apoyo de 25 soldados del Décimo Batallón y de 100 rurales así como de un grupo de voluntarios, para hacer frente a los maderistas. A pocos minutos de haberse iniciado el choque, los defensores levantaron la bandera blanca, resultando del breve enfrentamiento un muerto y varios heridos. Enseguida los revolucionarios liberaron a los presos de la cárcel y después del incidente retomaron su camino a la capital con alguno que otro Cerritense incorporados en sus filas como don Florencio, Adalberto y Alejandrino de Ávila, así como con don Pascual y el mismo Rafael Nieto. Este hecho de armas fue el único enfrentamiento que se registró en el municipio durante el período Maderista.

Ya en el año de 1912 la economía regional resintió los vaivenes políticos estatales y nacionales. Se registraron manifestaciones de inestabilidad como la de marzo de ese año, cuando la compañía Sulphur Mining & Railroad Co. cerró las minas de azufre en Guaxcamá, en la vecina Villa de Carbonera (hoy Villa Juárez), perteneciente al partido Cerritense. Con esta medida 700 trabajadores locales quedaron sin empleo. Entretanto, en el mes de diciembre una partida de gente armada de la cual se desconoció la afiliación y el liderazgo, atacó la hacienda de Joya de Luna, perteneciente a Cerritos, la cual saquearon fácilmente debido a que nadie opuso resistencia.

En el siguiente año a mediados de febrero de 1913, aprovechando la inseguridad generalizada que se vivía en la zona y a que Cerritos estaba desguarnecido, el jefe Antonio Medellín, quién tenía bajo su mando un piquete de fuerzas de voluntarios exigió al Presidente Municipal que le entregara la plaza ya que de todas maneras ingresaría al poblado. El rebelde se dirigió a las autoridades municipales encabezadas por el Dr. Antíoco Hernández de la siguiente manera: "... pido a V. la plaza de esta ciudad... ofreciendo las garantías necesarias al comercio y la sociedad. De lo contrario, me veré obligado a obrar por la fuerza”. Estos acontecimientos trastocaron la relativa estabilidad que hasta entonces había en la comarca Cerritense, ya que provocó entre otras cosas, la renuncia de las autoridades constitucionalmente establecidas, debido a la presión que ejerció el grupo armado que tomó la plaza.

Esto ocasiono que aparecieran algunos grupos de rebeldes en el municipio que luchaban a favor del Plan de Guadalupe. La historiografía local refiere el levantamiento en armas de personajes como Adolfo Flores, Florencio Galván y Adalberto de Ávila.  Sobre De Ávila se tienen referencias de diversas fuentes que lo señalan como un revolucionario bastante polémico y como el más importante del municipio.

Para el 18 abril de 1913, la plaza de Cerritos se encontraba resguardada por el Ejército Federal. No así el resto del municipio, lo que permitió que se dieran los primeros actos violentos, los cuales fueron perpetrados en el ataque a la hacienda de Agua del Toro (hoy Ojo de Agua) y en la refriega que tuvo lugar en La Troje, lugar a poca distancia de la cabecera municipal, ahí fue el bautizo de fuego de los hermanos de Ávila. En Agua del Toro, los rebeldes destruyeron los aparatos telefónicos, los muebles y también saquearon la tienda de la hacienda, cuyo botín se distribuyó entre peones y asaltantes. Mientras que en Las Trojes el encuentro fue entre las Fuerzas de Medellín y la gente de Adalberto de Ávila donde resultaron muertos cinco hombres por el bando rebelde además de que abandonaron varias armas, municiones y caballos en el lugar de los hechos. Esta pérdida seguramente representó un fuerte golpe a la moral de los revolucionarios, pero aun así continuaron en pie de lucha.

 En las inmediaciones de la hacienda de Pozo de Acuña y el Quelital, perteneciente a Guadalcázar, un grupo de arrieros que se dirigían con destino a Tula, Tamaulipas fue acometido por rebeldes fieles a Adalberto de Ávila, resultando muerto Agustín Perales y herido Pedro Rodríguez, ambos oriundos del Matorralito, municipalidad Cerritense. Lo anterior puso en evidencia la incertidumbre en la cual estaba sumergida la sociedad Cerritense, así como la inseguridad en los caminos.

Los De Ávila en todo momento estuvieron en contacto con los otros dos grupos de rebeldes de la región, como Los Cedillistas y Los Carrera Torres, aunque por cercanía estuvieron más ligados con los Cedillo de Ciudad del Maíz. Las tropas de cada facción solían emprender acciones conjuntas, sobre todo en las de mayor riesgo y peligrosidad, como por ejemplo la toma de poblados y la destrucción con explosivos de las vías férreas. Para fines del año 1913, los De Ávila, con otros rebeldes del oriente Potosino (los Cedillo y los Carrera Torres) realizaron operaciones militares de mayor envergadura. Una de estas fue realizada por Adalberto de Ávila, Magdaleno Cedillo y Cleto Galván quien en compañía de 600 hombres saquearon y quemaron la hacienda de La Angostura. Pero sobresale en este renglón la toma de Tula, Tamaulipas, poblado que estaba fuertemente custodiado por Huertistas y que cayó luego de un prolongado asedio. Las acciones de estas tropas revolucionaras seguían, la gente del General Alberto Carrera Torres había dinamitado la vías del ferrocarril en las cercanías de Cerritos el último día del año 1913, mientras que para el 28 de enero del siguiente año, una partida de Cedillistas realizó destrozos en la estación de la Borreguita.

En ese año de 1914 hubo muchos cambios, en lo concerniente a los revolucionarios de Cerritos, las circunstancias nacionales también dividieron a los rebeldes, ya que por un lado una buena porción de la gente que comandaba Adalberto de Ávila se había adherido al Villismo, los menos continuaron fieles al "Primer Jefe" como se le llamaba a Carranza. Dados los reacomodos en la posiciones de las facciones que acarreó la convención de Aguascalientes, en Cerritos se experimentó este juego de fuerza, las fuerzas del General AIberto Carrera Torres, incluidos los De Ávila y los Cedillo a partir de los inicios de noviembre rompieron relaciones y desconocieron abiertamente la autoridad de Carranza para manifestarse desde entonces como convencionlistas.

 La posición geográfica del municipio muy posiblemente influyó en esta decisión, ya que las otras dos fuerzas revolucionarias más importantes simpatizarían con los de Ávila y si por el contrario, hubiesen optado por el bando Carrancista habrían tenido que enfrentar a las fuerzas de los Carrera Torres y los Cedillo, que desde el primer momento se declararon villistas en conjunto operando a pocos kilómetros de Cerritos. A principios de 1915 hubo más reajustes militares, ya que las fuerzas de los hermanos De Ávila se alinearon con la División del Norte de Pancho Villa. Esta alianza no fue del todo sorpresiva puesto que los citados hermanos habían comulgado con el bando convencionista, del cual recibieron ascensos en la jerarquía militar revolucionaria.

Con la intención de hacer cumplir las órdenes del General Villa, los De Ávila expulsaron al destacamento Carrancista de la ciudad Cerritense y se dedicaron a trabajar en favor de su nueva causa en la región. Esta labor la realizaron sin mayores dificultades puesto que desde los inicios de la Revolución contaban con seguidores fieles, destacando entre ellos la figura de la cabeza de la dinastía familiar. Por órdenes superiores el General De Ávila y sus fuerzas fueron movilizados de su municipio natal para sumarse a la vanguardia Villista que se encontraba peleando en territorio de la Huasteca Potosina y desde donde avanzaban lentamente hacia el importante puerto de Tampico.

El 24 de febrero de 1915 Adalberto de Ávila cayó en combate en Ciudad Valles al frente de su brigada, cuando la operación Villista en la zona era comandada por el General Chihuahuense Manuel Chao. Sin embargo, la caída de este importante personaje revolucionario está envuelta en polémica e incertidumbre. Sobre la muerte de este caudillo local existen dos versiones publicadas, la primera, sostiene que en la estación San Mateo del ferrocarril ubicada en el municipio de Valles, De Ávila fue asesinado por órdenes de Adolfo Flores quién en ese entonces era gobernador del estado. La segunda, en las memorias de Gonzalo N. Santos, se dice que la muerte del caudillo ocurrió cuando combatía a las fuerzas Carrrancistas en la Estación de San Dieguito, en la misma jurisdicción de Valles. En ésta, se narra como de Ávila y el jefe Carrancista Arturo Careta frente a frente se vaciaron las pistolas y quedaron sin vida.

Toda vez que las fuerzas Deavilistas perdieron a su líder y fundador, el mando recayó en manos de su hermano el Coronel Alejandrino de Ávila, quién poseía un carácter menos radical. La brigada de los De Ávila a partir de este momento quedó subordinada a los intereses de los Carrera Torres y de los Cedillo.

Fuente: La Revolución Mexicana en Cerritos, San Luis Potosí, 1910 - 1920. Tesis de Lic. José Hugo Sánchez Banda. UASLP.